sábado, 9 de febrero de 2013

Sobre Bresson y Mekas (una invitación)


Como a tantos otros, descubrir a Bresson me cambió la manera de entender y sentir el cine. Un tiempo después llegó el descubrimiento de Mekas y todo volvió a girar. Probablemente no existan dos cineastas más opuestos a simple vista. En uno la rigidez formal, el encuadre preciso, cierto hermetismo, una idea del cine cerrada, sacramental, intransigente. En el otro, la libertad sin ambages ni cortapisas, la celebración de todo aquello que se mueve, la imperfección, la espontaneidad... Sin embargo, el tiempo me ha ido demostrando que en realidad tienen mucho más en común de lo que pueda parecer. Los dos hacen un cine que tiene que ver con la sensualidad, con la poesía que se crea a partir de sonidos e imágenes descoyuntadas. Ambos atienden a los objetos y a las personas con una intensidad febril y desorbitada. Ambos han construido sus mejores películas a partir de cosas que para el resto de los cineastas no suelen tener importancia, o que no han sabido mirar con suficiente detenimiento, desde luego no con su misma convicción. 

Bresson y Mekas nos enseñan a mirar la vida de otra manera, pero para eso debemos meternos en sus películas hasta dentro, habitarlas, instalarnos en ellas por un tiempo. Aprender que las películas están llenas de grietas y de cosas que a nosotros, los que aspiramos a ser cineastas, no nos deben pasar inadvertidas. De eso trata el texto que os dejo a continuación. Creo que ningún otro texto sobre cine ha sido tan fundamental y revelador y me ha enseñado tanto sin aleccionarme, solo invitándome a ir más allá, como ahora os invito a vosotros, queridos.

"He aquí lo que pensé mientras volvía a casa después de ver Une femme douce, de Robert Bresson:
Une femme douce es una película sobre diagonales. Ángulos diagonales, miradas diagonales. Sobre ojos que nunca se encuentran en realidad. Una película que no tiene una sola toma frontal. Una película sobre tres cuartos de espacio. Sobre el sonido de puertas que se cierran. Sobre el sonido de pisadas. Sobre el sonido de las cosas. Sobre el sonido del agua. Sobre miradas tímidas. Sobre miradas inconclusas. Sobre el sonido del cristal. Sobre la muerte que nos rodea. Sobre la luz cayendo sobre los rostros. Sobre la luz en la oscuridad, cayendo sobre los rostros. Sobre sangre en la frente. Sobre un disco que no termina de sonar. Sobre una blusa de crèpe blanco. Sobre el azul. Sobre flores que se recogen y nunca se llevan a casa. Sobre el rugido de los automóviles. Sobre el rugido de los animales. Sobre el rugido de las motocicletas. Sobre el verde. Sobre cómo la vida y la muerte se entrecortan una a otra. Sobre manos que dan y manos que toman. Sobre manos. Sobre el orgullo del burgués. Sobre el orgullo. Sobre luces en la puerta. Sobre luces detrás de la puerta. Sobre puertas que se abren y se cierran. Sobre los celos burgueses. Sobre los celos. Sobre lámparas que se apagan. Sobre el marrón y el amarillo. Sobre el amarillo. Sobre miradas indirectas. Sobre miradas. Sobre una mirada tranquila (¿en la galería, Schaeffer?). Sobre discos sin terminar, sobre puertas que se abren y se cierran. Sobre puertas que se abren suavemente. Sobre una puerta semiabierta. Sobre gente que mira a través de las puertas de cristal. Sobre las esperanzas del necio. Sobre las esperanzas. Sobre una ventana que no conduce a la vida. Sobre el asiento rojo de un coche. Sobre un escaparate rojo. Sobre mirar detrás de una puerta. Sobre una cama verde y unas cortinas verdes. Sobre una sonrisa feliz en el espejo, dirigida a uno mismo. Sobre los ojos que no miran aun cuando se les pide que lo hagan. Sobre el sonido del metal. Sobre el sueño. Sobre dos vidas diagonales." (Jonas Mekas)






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